El Mundo de Violeta.
martes, 11 de septiembre de 2012
Despedida.
Como ya sabreis ya no frecuento este blog, pero tengo uno nuevo en el que me gustaria que tambien fueseis seguidores. Gracias. reflexionesdeunaadolescenteenapuros.blogspot.com.es
viernes, 25 de mayo de 2012
Capitulo ocho.
En un pueblo de Andalucía.
Está muy cansado. Ha estado corriendo dos horas, se ha
duchado y ahora no puede moverse. Encima tiene que estudiar para el examen de
la próxima semana.
Abre el libro. A los dos minutos lo cierra. No puede. Hoy ha
hablado solo un rato de nada con Violeta. Necesita saber de ella.
Coge el portátil y de conecta despacio (porque el ordenador
se satura) al MSN y al Tuenti.
Ella no está conectada. ¿Qué estará haciendo?
Va a su perfil y ve que no se ha conectado en toda la tarde.
¿Habrá estado con otro? Quizás con ese tal Rubén que la está molestando
últimamente. No, no. Ella no le haría eso.
<<Bueno si por Internet no se puede tendrá que ser por
teléfono>>
Coge su móvil y escribe: Cariño. ¿Qué tal el día? Te echo de
menos. Yo he salido a correr un rato. Te quiero princesa.
Espera media hora. Nada. Ni siquiera contesta a los mensajes.
¿Qué estará haciendo? No puede estar durmiendo, son solo las diez y media. A
esta hora suelen empezar a hablar.
Si pudiera iría ahora mismo a su ciudad, a su casa. La
besaría y le diría que la quiere.
Cuarenta minutos desde que le mandó el mensaje.
Nada, sin respuesta. No deberían estar tan distantes
teniendo en cuenta que quedan dos semanas para verse. Dos semanas. De repente
se le acelera el corazón. ¿Qué son dos míseras semanas después de casi cuatro
meses deseando verla de nuevo?
Una semana después.
-¿En que planeta estás Violeta? –pregunta irritado “El
Morsa”, odioso profesor de matemáticas, desgarbado y con un bigote que parece
tener vida propia, de ahí, su mote.
-¿Qué?
-¡Cacahué! ¡Que despiertes! No eres precisamente una de las
mejores de la clase para…-sigue y sigue, incansable como siempre.
<<Siempre igual. ¿No se cansa?>> piensa Violeta
mientras asiente y dice:
-Perdone profesor, estaba distraída.
<<Aguántalo una semana. Solo una semanita más y luego
a disfrutar de Semana Santa, de la libertad y de…de Jose. >>
Le quedan nueve días para verle. Ni se lo cree. Está
impaciente, asustada, contenta, preocupada… Sentimientos enfrentados.
Después de más de tres interminables meses ahora está
asustada. Patético.
Cuando la horrible clase de mates termina y salen al recreo,
Nerea está esperándola en la puerta. No van a la misma clase, por eso siempre
la recoge.
Se dan dos besos y se dirigen al banco de siempre. Un banco
en el que en el último han vivido muchas cosas… Muchas lágrimas, carcajadas,
secretos y algún que otro “¡Mira ese que bueno está! ¡Valla culazo!”
Se sientan.
-Violeta… ¡queda nada para que le veas! ¿Cómo te sientes?
–le pregunta emocionadísima Nerea.
Ella es la que está más metida en el tema de Jose. Lo sabe
todo e incluso se han hecho amigos hablando por Internet.
-Pues muy nerviosa e intentando no pensarlo mucho que si no,
me va a dar un ataque. Pienso en besarle, en poder decirle que le quiero
mirándole a los ojos y no a una pantalla…-se le humedecen los ojos.
Nerea se da cuenta y le da un codazo.
- ¡Uy la enamorada como está! ¡Que se nos emociona! No
pienses en los besos que le vas a dar a ver si te…-Violeta le tapa la boca con
una mano.
-¡Vale ya Nerea! –las dos ríen a carcajadas.
Termina el recreo y vuelta a clase. Solo tienen que aguantar
una semana más, una semana y luego a Violeta le llegará la hora. Por fin verá a
su amor.
miércoles, 9 de mayo de 2012
Capítulo siete.
A unos kilómetros de allí en un escritorio de madera.
No es perfecta. Ni lo quiere ser. Le molesta mucho que todos
en clase le digan eso y siempre digan que sus textos y exámenes son los mejores
de toda la clase. ¿Por qué no la dejan en paz?
Se pasa la mano por su cortísimo pelo. Nunca ha sido tan
femenina como alguna de sus amigas. Llevar el pelo corto la hace sentir
diferente y a ella le gusta pero, a veces la gente que no la conoce la confunde
con un chico. ¡Solo porque no le gustan las faldas, los escotes y la ropa
ajustada!
<<Elena concéntrate o sacaras una mierda de
siete>>
Mucha gente haría una fiesta si sacara una nota así, ella
no. Es muy exigente consigo misma. Siempre saca sobresaliente y lleva una media
en primero de bachiller de nueve. El año pasado se esforzó mucho. Y este
también lo hará, conseguirá su sueño. Ser periodista.
Se vuelve a concentrar en su libro y en los interminables
apuntes de historia.
Después de toda la tarde estudiando ya se sabe casi todo.
Quedan tres días para el examen, tiene tiempo aún.
Se toma un descanso. Coge su MP4 y pone las canciones que
tiene de Nach.
Le encanta el rap y Nach es uno de sus preferidos. Una
afición que comparte con su amiga Violeta.
Después de estar quince minutos escuchando la música se va
al salón y reta a su hermana pequeña a una partida al Fifa en la play.
Cogen cada una un mando y… ¡que gane la mejor!
Una hora antes en un piso del centro.
Una lágrima. Eso si que no. No va a llorar por una chica, no
lo ha hecho nunca y no lo hará ahora. Violeta no le merece… Pero está enamorado
de ella y ella está enamorada de un paleto de pueblo que vive a seiscientos
kilómetros. La vida es injusta. Muy injusta.
Encima ¿Qué le ve a ese? Es algo, sí. ¿Y? Él es mucho más
guapo y tiene mejor cuerpo. Aunque no sería la primera vez que escucha a
Violeta decir que el físico no importa. ¿Cómo no va a importar?
Recuerda el tacto sedoso de sus labios, el calor de su
cuerpo, su mirada…Uf.
¿Por qué no le podía elegir a él?
Se levanta de la cama, se mira fijamente en el espejo.
-No volveré a acercarme a ella –se dice a sí mismo en voz
alta-Desde hoy esa chica ha muerto para mi.
¿Podrá olvidarse de ella?
En casa de Violeta.
-Hola nena –le dice Nerea cuando su amiga le abre la puerta-
A ver –entra y va a la cocina, empieza a sacar cosas de su mochila- Traigo
helado de chocolate, peli romántica y una pizza.
Violeta rompe a reír y Nerea la imita. Se acerca y abraza a
su previsora amiga.
-Gracias, tonti –le dice en broma- Dame que meta la pizza en
el horno. Mi madre se ha ido a cenar con sus amigas que una acaba de ser
abuela, tenemos vía libre.
Ven la película “El diario de Noah”. Lloran como dos
magdalenas, como siempre.
El sofá es un amasijo de pañuelos usados y miguitas de la
pizza.
Paran el DVD y se quedan en silencio hasta que Violeta lo
rompe.
-Me siento culpable –dice muy bajo.
-¿Culpable por qué?
-Por besar a otro que no es mi novio y por hacerle daño a
Rubén.
-Violeta, lo del beso no has podido evitarlo y lo otro…no
tenias otra opción. Tú quieres seguir con Jose ¿no?
-Si, pero…
-¿Pero? ¿Pero qué? No me digas que te ha gustado como besa
–dice sonriendo burlona.
-No, pava. No es eso pero es que Rubén me ha dicho que Jose
está lejos y él está aquí y…
-Y te has rayado –la interrumpe Nerea- Violeta no te dejes
convencer. Tú quieres a Jose, me lo has dicho doscientas veces. Y por lo que
parece, estás enamorada. No dejes que Rubén te líe, no merece la pena.
Violeta se queda pensando en las palabras de su amiga. Tiene
toda la razón del mundo. No puedo dejar que esto la separe de Jose. No los ha
separado la distancia y no los separará Rubén.
-Es verdad. Quiero a Jose. Nada ni nadie podrá cambiar eso.
martes, 8 de mayo de 2012
Capítulo seis.
Seis de la tarde.
<<Mierda, ya llego tarde>> piensa Violeta
mientras aprieta el paso para llegar lo antes posible a la puerta del
instituto.
Dobla una esquina, avanza 20 metros más y ve la
figura de Rubén.
Está apoyado en la pared del instituto, va con unos cascos y
tiene el ipod en la mano. Cuando la ve se quita la música y la espera con una
sonrisa en los labios.
-Hola –dice él.
Se acerca y le da un suave beso en la mejilla a Violeta.
Ella nota como el calor le sube. Se está poniendo roja. Mierda.
-Hola –contesta con toda la naturalidad de la que es capaz
-¿A dónde vamos?
-Vamos a dar un paseo por el río –se da cuenta de que parece
que lo está imponiendo y añade –Si quieres, claro.
-Vale –el río, que romántico…Uf.
-¿Cómo vas con Jose? Por lo que he visto en Tuenti estáis
muy enamorados. ¿No?
Violeta pone los ojos en blanco. <<Ya ha salido con
esas>> piensa molesta.
-Bien, supongo.
<<No debería haber dicho eso. Ahora pensará que
estamos mal y aprovechará. Pero ¿de verdad estamos bien?>>
-¿Sí? Supongo que tiene que ser muy difícil estar así,
lejos. Sin poder besaros…sin…
-¡Bueno vale ya! ¿Qué quieres Ruben? Sí, es difícil. Eso ya
lo sabíamos cuando empezamos. ¿Por qué te interesa tanto mi vida? –dice
cabreada.
<<!No me hace falta que me recuerde mi mierda de
vida¡>>
-Porque…- Rubén duda. ¿Se lo confiesa ya? Apenas lleva diez
minutos con ella ¿ya le va a decir lo que siente? De perdidos al río. Nunca
mejor dicho. -¿Te lo digo o te lo demuestro?
Mierda, mierda, mierda. No, no, no. ¡Eso no!
-Dímelo –contesta. Nota como le van aumentando las
pulsaciones.
Pero Rubén hace lo que le dicta el corazón. Se inclina sobre
Violeta y sus labios se tocan. Por un momento ella se deja llevar pero… No
pude. No es lo justo ni lo correcto.
Se aparta bruscamente y busca los ojos del chico.
-Rubén, no puedo. Estoy con Jose –se levanta- Ni puedo ni
quiero hacer esto.
Rubén también se levanta. Cuando Violeta le mira a los ojos
se queda sorprendida. Reflejan una tristeza tan profunda… No quería hacerle
daño pero no le queda otra opción.
-Violeta, te quiero –sigue mirándola a los ojos, ahora con
más intensidad, casi con fervor- Jose está lejos y yo estoy aquí. Se que te
puedo hacer feliz –la coge de la cintura. Sus labios a apenas unos centímetros
–Dame una oportunidad por favor, no te decepcionaré.
De repente a Violeta se le cae el mundo encima.
Está…dudando. No, no, no puede ser. Ella está bien con Jose… sufre pero las
circunstancias esas y no las pueden cambiar.
Cierra los ojos, suspira. Y por fin se decide y contesta:
-No puedo. Lo siento- se aleja de él.
-Entiendo. Ya has elegido, mi tren pasó y se me escapó… -por
un segundo pierde la mirada en el fondo de la avenida- Ahora me toca apartarme.
Adiós Violeta.
-Pero…
Antes de que pueda decir nada más él se acerca y le da un
suave beso en los labios. Corto, cálido y bonito…
-Recuerda que te quiero – le susurra al oído.
Se aleja caminando deprisa. Violeta está paralizada. Se
vuelve a sentar en el banco y se queda un rato ausente. Son las 7. Coge el móvil
y marca el número de Nerea. <<Esperemos que esté libre porque necesito
hablarlo con alguien>>
Una hora antes en el umbral de la puerta de Nerea.
Suena el timbre. Nerea está dándole los últimos retoques de
rimel a sus pestañas. Lo cierra y corre hacia la puerta. Antes de abrir respira
hondo.
-Hola Enrique –que guapo es… solo mirarlo y se le
revolucionan las hormonas- Un momento que coja el bolso.
-Hola. OK.
Salen de la casa. Nerea se dirige al centro y él la sigue.
<<Ojala nos tomemos algo en una cafetería bonita y…>>
-Bueno y ¿Qué te pasa? –pregunta él sacándola de sus
imaginaciones improbables. ¿O no son tan improbables?
-Pues… ayer murió mi abuelo y…-nota como se le humedecen los
ojos. A la mierda el rimel. Debió suponerlo- Y yo…
-Chisss –la coge suavemente de la muñeca y la acerca a él.
La abraza consolándola.
Ella intenta calmarse pero no puede. Sigue muy afectada y
encima ahora se siente culpable. Su abuelo acaba de morir y ella pensando en
que pase algo con Enrique. ¿Cómo puede ser tan insensible?
Se calma un poco y
mira a Enrique a los ojos. Él la mira con tristeza.
-Perdona –musita- te voy a calar con tanta lágrima- intenta sonreír
pero le sale una especie de mueca.
-No digas tonterías. Me lo tenias que haber dicho antes, yo
siempre estaré cuando me necesites.
Madre mía. Sabe que está mal pero... ¡se va a desmallar! Le
mira a los ojos de nuevo. Poco a poco recupera la serenidad. Sonríe.
-Te quiero- le dice sin pensar.
Espera. ¿Qué le acaba de decir? <<Tierra
trágame>>
- O sea, que eres muy buen amigo y…
-Ya, ya. Te he entendido –dice él riéndose. Anda vamos al
Sirvent.
-Vale –está muy nerviosa. No sabe por qué le ha dicho eso y
ahora procura no hablar mucho. Mejor así que si no…
Cuando están sentados en la mesa esperando a que venga el
camarero suena el móvil de Nerea. Es Violeta. ¿Qué le pasará? Había quedado con
Rubén…Ups.
-Un momento – se levanta y se va al baño mientras coge el teléfono-
¿Qué pasa tía?
-Nerea… ¡no sabes lo que me ha pasado!
domingo, 4 de marzo de 2012
Capitulo cinco.
La tarde anterior en un pueblecito de Andalucía.
¿Qué hace ella aquí? José no se lo puede creer. Incluso
parpadea un par de veces para comprobar que no es un sueño.
-Hola. ¿No me invitas a pasar? –dice Sofía sonriendo.
-Si, claro pasa.
Van al salón y se sientan el el sofá de delante del
televisor.
Entre José y Sofía han pasado muchas cosas. Fueron pareja y
las cosas no acabaron nada bien. Fue una ruptura muy rara y difícil. Él cortó
con ella porque no soportaba los continuos ataques de celos. Desde entonces
ella se obsesionó con el. Le mandaba cientos de privados por Tuenti, le llamaba
varias veces al día… Pero nunca había tenido la poca vergüenza de presentarse
en su casa.
-Bueno –dice él
notablemente incomodo- ¿Qué quieres?
-José, yo te quiero.
Puff… otra vez lo mismo. Lo suyo se acabo y encima ahora él
está con Violeta. ¿Cuántas veces tiene que repetírselo?
-Sofía… ya te dije que…
-Shhis –le tapa los labios con un dedo, seguidamente se inclina sin que él pueda hacer nada y lo besa.
¿Qué cojones está haciendo? Se aparta rápidamente y la mira
a los ojos.
-¡¿Qué haces?! –dice conteniéndose.
-¿No lo ves? Nunca fuiste muy listo pero de ahí a esto… -se ríe
escandalosamente. José está a punto de soltar varias palabras malsonantes, pero
respira hondo y se tranquiliza.
-Vete de mi casa, por favor.
La chica abre mucho los ojos. No se lo puede creer. ¡La está
echando!
-¿Cómo? –pregunta fuera de sí.
-Lo que has oído. Estoy con Violeta y lo sabes. ¡No tienes ningún
derecho para aparecer por aquí y mucho menos para de besarme sin mi
consentimiento!
La chica no responde, se levanta y se dirige a la salida. Un
gran portazo suena unos segundos después.
José resopla. Que fuerte. Como se obsesiona la gente.
Decide irse a correr un rato, así se olvidara de todo. Le
encanta correr. Cuando lo hace solo piensa en eso, deja la mente en blanco y se
abstrae del resto del mundo.
No es un chico obsesionado con el físico. Él come lo que
quiere y no se pondría a dieta ni por asomo. Aun así está bastante musculado.
Se le marcan mucho los bíceps y los abdominales otro tanto.
Se pone un chándal, coge lo imprescindible y sale de la
casa.
El medio día siguiente en una casa del centro de la cuidad.
¿Cuántas horas quedan? Tres. Uf. Todavía faltan tres
interminables horas para verla, para estar con ella.
Rubén esta sentado en
el sofá mirando la tele, pero sin ver nada en realidad. Esta desesperado. No
para de cambiar de canal. Ya ha tenido que pasar más de cien, incluso más.
Decide pensar en que
le va a decir cuando la tenga delante. Piensa en como la saludará, en donde
irán… Poco a poco su mente se va disipando y acaba fantaseando con la idea de
besarla y decirle que la quiere. Parpadea un par de veces. ¿Qué locura esta
pensando? Bueno, igual… No, no puede hacer eso. ¿O si? Bah, ya vera. Él siempre
improvisa cuando la tiene delante y hoy hará lo mismo. ¿Por qué hoy debería ser
distinto? ¡Por que se va a declarar! De repente se pone muy nervioso. Sabe que
ella ya lo sospecha pero no es lo mismo que decírselo así, cara a cara. Uf. ¿Lo
hace?
Cada vez queda menos tiempo para que llegue la hora. Dos
horas y tres cuartos. ¿Por qué el tiempo pasa tan despacio?
Desesperado y harto de no ver nada bueno en la tele, se
levanta del sofá. Va a su cuarto coge la ropa que se va a poner y se dirige a
la ducha. Cuando termina está mucho mas tranquilo. Dos horas y cuarto.
Paciencia.
No puede dejar de pensar en ella y es que la quiere. La
quiere más que a nada y que a nadie. Está perdidamente enamorado de ella.
Ha visto estados y comentarios. Tiene novio. Un
inconveniente más. Suspira. ¿Por qué lo eligió a el? Ojala ahora estuvieran
juntos y ella no estuviera con ese tío. El es mejor que el. Más guapo. Pero en
realidad ¿qué importa el físico? El quiere a Violeta por encima de eso. Vale,
ella es preciosa, pero si no lo fuera la querría igual. ¿O no?
En esos momentos en la casa de Nerea.
Suena su móvil. ¿Será él? Se apresura a llegar hasta la
encimera, lo coge y… ¡bingo! ¡Es enrique! Respira hondo y responde.
-Hola, Enrique.
-Hola Nerea. Me has llamado antes ¿verdad? No lo he podido
coger, perdona, estaba en la ducha –se explica.
¿Está nervioso? No, no se puede poner nervioso por hablar
con ella. En cambio a ella se le va a salir el corazón del pecho.
-Bueno y… ¿qué me querías decir? –pregunta al ver que la
chica no responde.
Uy.¡Que tonta! ¡Tiene que hablar! ¿En que mundo está? Normal
que no se centre, entre lo de su abuelo, su padre, ahora Enrique…
-Ah, bueno necesitaba hablar con alguien y… no sé pensé en
ti.
¿Por qué ha dicho eso? Madre mía… ¡se va a dar cuenta de lo
que siente!
Pero sin embargo recibe una respuesta totalmente inesperada.
-Bueno, esto… ¿quedamos y así hablamos?
Nerea se queda totalmente en blanco. Tiene ganas de gritarle
que sí, que nada le apetece mas que pasar esos malos momentos junto a él. En
sus brazos. Se contiene y responde.
-Genial. Emm… ¿Me recoges a las seis?
-Estupendo. Allí estaré. Un beso.
-Adiós Enrique.
“Un beso” Le ha mandado un beso. Suspira nerviosa. No puede
estar así siempre. ¿No?
En algún momento él descubrirá que está totalmente enamorada…
Uf. No quiere pensar en eso. Que vergüenza. Bueno, si el momento tiene que
llegar llegará. Hasta entonces lo amará en silencio. Ya es experta en eso.
Lleva amándole desde hace muchos años. Toda la vida. Y es que ese chico es su
primo segundo.
viernes, 24 de febrero de 2012
Capítulo cuatro.
En esos momentos en una casa de las afueras.
Todavía no se lo cree. No llega a entender como puede ser
verdad que ya no valla a ver más a su abuelo Juan.
Nerea está sentada en la mesa de la cocina. Sola. Lo
necesita. Está perdida en sus pensamientos, en su dolor. Perder a un ser
querido nunca es plato de buen gusto y mucho menos cuando vives puerta con
puerta con él.
Ya echa de menos el olor a tabaco de pipa y el aroma de su
colonia.
Mañana por la tarde es el entierro. Tiene que permanecer
entera, por su padre. Él está mucho más afectado y necesita sentirse apoyado
por su familia. Hoy ha sido un día horrible, no ha podido dejar de pensar en el
tema desde que su madre se lo dijo esta mañana. Su padre se había ido entonces
y no había vuelto. Probablemente estaría ahogado las penas en algún bar. Solo
espera que este bien y no haya hecho ninguna tontería.
Coge su móvil. Necesita hablar con alguien. ¿Y si llama a…?
No, eso no es buena idea. Probablemente él le dirá que no le interesa su vida y
que le deje en paz. ¿Pero qué dice? Enrique no es así, son amigos… a pesar de
lo que ella siente. Se decide y marca su número. Un pitido, dos, otro más… No
lo coge y salta el contestador.
Nerea suspira profundamente y guarda el móvil. ¿Dónde se
habrá metido?
Un domingo por la mañana del mes de enero.
Abre lentamente los ojos. ¿Dónde esta? Parpadea. ¿Dónde va a
estar? ¡Pues en su habitación! Violeta se mira y se da cuenta de que está
vestida. Entonces recuerda que anoche después de cenar apresuradamente subió a
su habitación y se tumbo en la cama a pensar en si había hecho lo correcto
accediendo a quedar con Rubén. Debió de quedarse dormida entre tanto dilema.
Se levanta y se cambia de ropa para no tener que soportar un
cuestionario procedente de su madre. Mira el reloj, son las doce y media. ¡Que
tarde!
-Buenos días dormilona –le dice su madre al verla bajar las
escaleras.
-Hola mamá.
-Anda siéntate y desayuna.
Violeta y su madre desayunan tranquilas, como siempre.
Desde que su padre murió y su hermano Álvaro se fue a
estudiar fuera de la cuidad, siempre están muy solas. Ya hace tres años de la
muerte, pero aun así Violeta a veces, escucha los sollozos de su madre. Álvaro decidió
irse porque no soportaba el ambiente triste que había en la casa. Ahora Violeta
lo echa mucho de menos. Siempre han estado muy unidos y en los meses en los que
lleva estudiando fuera a penas ha vuelto a casa en dos ocasiones. Siempre
promete que las visitará más pero nunca lo hace.
-Hija, recoge tú lo del desayuno por favor que yo me voy al
centro.
-¿Al centro? ¿Para qué? –pregunta Violeta extrañada.
-Pues….emm…. –Aurelia vacila, entonces Violeta cae en la
cuenta. ¡Su cumpleaños! ¡Es el viernes que viene!- pues a comprar unas cosas
hija.
-Vale, vale –disimula Violeta.
Su madre le da un beso y se va. Genial, así podrá
desmadrarse.
Sube corriendo a su
habitación, coge su viejo radiocasete y pone su disco de Eminem a todo volumen.
Suena “Not Afraid”. Le encanta esa canción, baila y canta
mientras da saltitos por la habitación. Le desahoga mucho hacer esto cuando
está sola. A veces, parece un poco infantil, pero ¿qué más da lo que piense el
mundo? Bastante mal lo está pasando como para pararse a pensar en esas
tonterías del “que dirán”. Ella es cómo es y a quien no le guste ya sabe…
De repente ve como se ilumina la pantalla de su móvil, que
está en la mesilla. Se acerca y abre el mensaje. Es de Rubén. Un escalofrío le
recorre todo el cuerpo. “Buenos días princesa. Tengo muchas ganas de que llegue
esta tarde para estar contigo. Un besazo. Recuerda que…”
Lo lee una y otra
vez. ¿Recuerda que…? ARG .A veces odia esa actitud que tiene.
¿Qué quiere decir con eso? Por un momento se arrepiente de
haber quedado con él.
-Puff…. –resopla una
y otra vez.
Ahora no se pude echar atrás. ¿O sí? Se intenta convencer de
que no va a pasar nada que ella no quiera, pero el problema es: ¿Qué es lo que
ella quiere en realidad? No lo sabe. Está muy confusa. Rubén le atrae, pero
ella está con José y nunca ha pensado en serle infiel aunque estén a distancia.
<<Bueno… si no se entera…>> piensa dudando. Se da una palmada en la
frente. ¿Qué está diciendo?
Se asoma a la ventana para que le de el aire fresco de la
mañana. Decidido. No pasará nada que no sea lo normal entre dos amigos.
martes, 21 de febrero de 2012
Capitulo tres.
Unas horas antes en un piso del centro de la ciudad.
Está pensando en ella. Como siempre, no puede sacarla de su
cabeza. ¿Qué le ha hecho? ¿Por qué está tan sumamente enamorado de Violeta?
Rubén está sentado en el sofá de su espaciosa habitación,
con el móvil en la mano.
¿Le manda un mensaje? Tiene muchas ganas de verla. Sí, se lo
mandará. Escribe el mensaje y lo envía. <<Que sea lo que Dios
quiera>> piensa mientras suspira.
Se levanta del sofá y va a la cocina. Su madre esta allí.
-Hijo recoge tu habitación anda, que la tienes hecha un
cristo.
Rubén suspira. No tiene ganas de nada. Solo quiere verla y
estar con ella, no puede pensar en otra cosa.
-Vale mamá –miente mientras vuelve a su habitación.
<<Tampoco esta tan desordenada….>> piensa mientras
la observa. Montones gigantes de ropa se agrupan en el suelo y no se ve la mesa, solo se ven libros y
millones de trastos que ocupan la mayor parte de la habitación.
Rubén empieza a guardar la ropa, a meter los bolígrafos en
los lapiceros y a guardar los libros en la mochila o ponerlos en la estantería.
Justo cuando va a coger su portátil suena su móvil. Rubén
corre esperanzado a recuperarlo de encima del sofá. ¡Es ella! ¡Y acepta la
proposición de quedar con él! Mañana a las seis. ¡No puede esperar tanto
tiempo!
<<Rubén, tranquilízate>> piensa. Coge su portátil
y pone música relajante. “Claro de Luna” de Debbusy. Cierra los ojos mientras
escucha la melodía. Respira hondo. Cuando la canción termina abre los ojos: Sí,
mañana le dirá que la quiere.
Mientras tanto a muchos kilómetros de allí.
Pufff...… Ahora a estudiar. No tiene ganas. Solo quiere
hablar con ella, con su novia.
Lo está pasando muy mal estos meses. Mantener una relación a
distancia no es nada fácil y menos si quieres a alguien como él quiere a
Violeta.
Tiene tantas ganas de verla que le falta el aliento cuando
piensa en ese momento.
No entiende cómo no se lo dijo cuando ella estaba aquí, a su
lado, en su pueblo.
Violeta y José no se han visto todavía en persona desde que
están juntos. Tuvieron a cobardía de no declararse en persona y hacerlo por
Tuenti. Pero entonces ya era demasiado tarde: Violeta ya estaba a kilómetros de
allí.
Piensa una y otra vez en los días que perdieron, en los que
podían haber estado juntos como más que unos buenos amigos.
José se tumba en la cama con la mirada fija en el techo.
Tiene que ser fuerte, se lo debe a él mismo y a ella. Ella se merece todo y más
de lo que él pueda darle. Tiene que aguantar y lo hará. La quiere y eso es lo
que importa. La distancia es solo un contratiempo.
De repente oye el timbre. Se levanta precipitadamente y
recorre la casa hasta llegar a la puerta. La abre. José no se lo puede creer.
¿Qué hace ella aquí?
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